El brunch: un hábito audaz para quienes no quieren madrugar!

La historia de la gastronomía y más particularmente la de las comidas merece una biblioteca aparte! Además de infinita es apasionante. Y es que a lo largo de los años los hábitos, alimentos y horarios fueron variando y debieron adaptarse a los cambios sociales y culturales de cada época.

Es así, como desde hace algunos años en Argentina disfrutamos del brunch, una hermosa y cómoda contracción de las palabras en inglés breakfast (desayuno) y lunch (almuerzo): tarde para desayunar pero temprano para almorz! Ya algunos más fanáticos diferencian en brunch (más cerca del desayuno) del blunch (más cercano al almuerzo), pero al momento es el brunch quien gana protagonismo!

Según el suplemento de 1972 del Oxford English Dictionary, el término brunch apareció por primera vez en Hunter’s Weekly en 1895. El número publicado el 1° de agosto de 1896 de la revista Punch, decía: «Para estar de moda hoy en día debemos «brunchear».[i]

Mientras los argentinos nos creíamos vanguardistas por esta práctica, debemos admitir que en el resto del mundo ya era un hábito más que impuesto. De acuerdo a las fuentes consultas, el brunch nació a finales del siglo XIX entre las clases altas británicas. Los cazadores se despertaban temprano, saltaban el desayuno, comenzaban su cacería y regresaban para las comidas entre las 10 y las 11 de la mañana. No era bastante para la hora del almuerzo, pero habiendo trabajado hasta un lograr un apetito abundante, una gran variedad de alimentos se sirvieron al mismo momento. Las carnes, los quesos, los huevos, las frutas y el vino llenaron las mesas, ¡contando por primera vez que los alimentos para el desayuno y el almuerzo se servían a la vez![ii]

Hoy día, cada lugar bautiza al brunch acompañándolo con el nombre de la ciudad, de ahí que surjan diferentes opciones que se acomodan también a los productos que se ofrecen. En general, un brunch clásico se compone de una entrada, un plato fuerte y un postre. Los alimentos varían entre dulces y salados (pancakes, tostadas, muffins, huevos revueltos, quesos, frutas, crêpes, etc.) Como bebidas, se ofrecen infusiones, cafés, limonadas, jugos naturales y algunos optan por algunos cocteles siendo el Bellini, el Bloody Mary, la Mimosa o, por qué no un espumante, los más solicitados.

En New York comenzó a hacerse cada vez más famoso en los años 80 y apenas un poco más tarde en Francia y el resto de Europa. En Argentina, más precisamente en Buenos Aires, se ofreció por primera vez en el espléndido Hotel Alvear en el año 1992!

Para algunos el brunch representa un lujo, para otros un estilo de vida. Lo cierto es que este hábito, cada vez más enraizado en la cultura occidental, es de lo más audaz y se adapta a los gustos de quienes lo consumen permitiendo desayunar tarde o almorzar temprano sin ninguna mirada que juzgue aquel despertar tardío por el buen descanso del fin de semana!

Paula Ruiz
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[i] http://www.nytimes.com/1983/12/03/style/de-gustibus-to-quash-lupper-start-with-brunch.html?mcubz=0

[ii] http://www.byrontalbott.com/the-invention-of-brunch/