Slow Food- o el sustento sustentable-

01.04.14 ¿Pensamos en lo que comemos? ¿Sabemos de dónde viene? ¿Degustamos cada bocado o tragamos mientras hacemos otra cosa?

Hace casi 30 años, en 1986, abría en Italia un local de renombrada comida rápida, junto a la gran escalinata de Piazza Spagna. Carlo Petrini, sociólogo, escritor y sobre todo “gastrónomo”, no lo dejó pasar, y bajo el nombre de arcigola, dio nacimiento a un movimiento cultural con el objetivo de promover “el derecho a disfrutar la comida”.

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Pero su iniciativa fue mucho más allá y se convirtió en una asociación internacional conseguidores en 150 países que vinculan el placer por la buena comida con su compromiso con la comunidad y el medio ambiente, actuando en todos los niveles en el ámbito de la alimentación, con una red de 100.000 socios agrupados en asociaciones locales llamadas “conviviums”, que trabajan para defender su cultura alimentaria local.

Slow Food fue fundada para contrarrestar el auge de la comida rápida y la vida rápida, la desaparición de las tradiciones gastronómicas locales y la disminución del interés de la gente por los alimentos que comen, de dónde provienen, cómo saben y cómo las elecciones alimentarias que hacemos a diario afectan al resto del mundo.

10004007_662803773787607_2007046397_n-2Teniendo como base conceptual que las tradiciones son la manera moderna y revolucionaria de enfrentar el futuro, Slow Food reconoce la fuerte conexión entre la comida, el terruño y el planeta. Con esta visión ecograstronómica defiende la biodiversidad de la oferta alimentaria, impulsa la educación del gusto y pone en contacto a productores de alimentos de calidad con los consumidores, a quienes llaman coproductores, a través de múltiples iniciativas. Su misión primordial es educar sobre alimentos buenos, limpios y justos, concientizar sobre el impacto que tiene el sistema actual de producción industrial de alimentos sobre la salud de las personas y el riesgo hacia el planeta, generar alternativas de cambio y actuar de forma conjunta con los pequeños productores incentivando la cocina local. El movimiento distingue a productores, procesadores, comerciantes y gastrónomos que trabajan para comercializar los llamados «alimentos y platos del Arca». El Arca del Gusto es un catálogo de productos agroalimentarios de calidad en peligro de extinción pero todavía con vida que pueden ser redescubiertos. Gracias a trabajos de investigación, esta nave simbólica, recoge más de 1600 productos en más de 50 países.

En las palabras del propio Petrini, fundador y presidente del movimiento, «Slow Food une el placer de la comida con responsabilidad, sustentabilidad y armonía con la naturaleza.»

Viviana Seyahian