15.01.2013. Agustina, miembro de Lucullus, propone macarons y croissants en su boutique de Palermo Chico, tanto para almorzar, tomar un “café gourmand”, hacer una pausa en el local como para llevar…
La locura macaron. “Cuando viajé a Paris conocí a los macarons, y de vuelta en Buenos Aires quise hacer descubrir este bocado, que en aquel entonces no era muy conocido”, dice la joven mujer. Según ella, el macaron es un manjar muy particular: representa el lujo y la delicadeza, se lo degusta con una copa de champagne. “A mí me encanta el macaron de limón, es el más delicado”. Se aplica en elaborar todo y pone mucho cuidado a la hora de elegir sus productos. “No uso ninguna esencia, por ejemplo hago mi propia pasta de pistacho”.
Autoemprendedora. Agustina siempre estuvo interesada en la gastronomía y el desarrollo de empresas. Después de una carrera en los medios de comunicación, decidió hace un año dedicarse a tiempo completo a los Macarons de Paris y abrir un local. Fue después un viaje en Paris que la idea surgió. Un segundo viaje le permitió aprender más sobre los macarons.
De A a Z. En su pequeño local de Palermo, Agustina recrea algo del espíritu parisino, con las fotos que tomó durante sus viajes, la música de fondo que retoma los clásicos de la canción francesa… El local puede también recibir eventos, desde un cumpleaños hasta eventos corporativos. Según ella, su boutique es como una “bombonera de macarons”. Ella fue quien la imaginó: desde el diseño y la comunicación web, hasta el packaging. Su sitio web también ofrece la posibilidad de hacer pedidos rápidamente y de manera lúdica.
Una atracción por la cultura francesa. Agustina confiesa que siempre le gustó la cultura francesa y su gastronomía. Le encantan las combinaciones, los productos…. “Los quesos! El queso Brie es mi preferido!” lanza espontáneamente. Un punto en común entre los argentinos y los franceses es el mismo gusto por armar reuniones en las que se comparte una buena comida, tanto en familia como entre amigos.