Duraznos Orgánicos en Paris

París continúa inspirándonos con historias del pasado, como esta inesperada gema urbana en el lado este de la ciudad luz. En el siglo XVII, el aquel entonces prominente vecindario de Montreuil, albergaba una floreciente industria del cultivo de duraznos, que fue en su mejor momento proveedora de reyes y nobleza, tanto francesa como extranjera y de notorias personalidades de la época (aún Escoffier los sugería para su afamada copa Melba), quienes apreciaban un detalle especial de los frutos de la región, pues cada durazno se grababa con un distintivo sello artesanal.

Pero se preguntarán…¿duraznos en París? Gracias a la ingeniosa construcción de una trama de paredes de tres metros de alto y medio metro de ancho, específicamente orientadas (norte-sur) y revocadas, que cercaban las parcelas para cultivo, lograron generar un microclima específico para hacer crecer este delicioso fruto estival, en realidad típico de la costa mediterránea francesa. De esta manera los muros para duraznos o “Murs à pêches” protegían a estos árboles de una región mucho más fría que a la que estaban destinados, absorbiendo el calor de día y transmitiéndolo por la noche para prevenir el congelamiento y la maduración precoz.

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De ese tiempo de gloria del siglo XIX a esta parte, la zona se deterioró, haciendo desaparecer a las huertas dentro de la trama urbana y sumiendo a la mayor parte de las construcciones a un estado de ruina. Desde los setenta hasta mediados de los noventa en el siglo XX, llegó a un abandono y pobreza elocuente y la postal de aquellas huertas de París que alimentaron a la realeza pasaron a ser parte de un recuerdo distante.

Como imbuidos por el espíritu y la determinación de los primeros agricultores, sin embargo, la herencia de Montreuil siguió desafiante. A partir de principios del siglo XXI el vecindario mejoró notablemente y los habitantes involucrados en la conservación de este patrimonio agricultor histórico se asociaron y organizaron para luchar por su protección y restauración. Así, lograron que el Ministerio de Medio Ambiente clasificara varias hectáreas como zona protegida y  también juntaron dinero para comenzar la reparación de las famosas y únicas paredes.

Agricultores y voluntarios han trabajado arduamente para que este jardín parisino vuelva a su antigua gloria. Las más recientes novedades incluyen propuestas que van desde restaurar el comercio agrícola a través de los productos orgánicos hasta generar movidas educativas y culturales, incluyendo conciertos al aire libre. Todavía no es muy popular entre los propios parisinos, pero este paseo hasta la zona histórica de “Murs à pêches” es ideal para una tarde de domingo y está abierto al público toda la semana. Una salida diferente para esta inminente primavera parisina que nos transporta a través de los sentidos, a un mundo de fragancias y sabores protegidos por muros que contienen la historia de una dulzura muy especial.

VIVIANA  SEYAHIAN

Fuente: http://mursapeches.wordpress.com/  http://www.srhm.fr