Gourmand con todas las letras

La lengua francesa diferencia gourmet de gourmand y vale la pena hacer esta aclaración esta antes de hablar sobre nuestro personaje. Gourmet es la persona que gusta de comer y beber exquisitamente y gourmand es la persona ávida y apasionada por las cosas, que ama comer en cantidad… Y él, era todo un gourmand.

El 22 de mayo de 1885 fallecía en el número 50[i] de la calle que ya llevaba su nombre. Tenía 83 años. Alrededor de dos millones de personas acudieron a despedirlo. Y antes del traslado los restos al Panteón, su ataúd fue expuesto una noche bajo el Arco del Triunfo.

Victor Marie Hugo fue además de escritor, poeta, político, dibujante, decorador, padre presente y amante apasionado, un bon vivant y un gran gourmand.

Su lucha por la libertad, inculcada por el esposo de su madre,[ii] lo opusieron a Napoleón III, autoproclamado emperador. Profundamente republicano, tuvo que abandonar Francia exiliándose primero en Bélgica y luego por 3 años en la isla británica de Jersey. De ahí viajó a una isla vecina, Guernsey, donde vivió desde 1855 hasta 1870. Compró Hauteville House que decoró él mismo volviéndose una obra en tres dimensiones.

En esta casa Víctor Hugo se inspiró para escribir “Los trabajadores del mar” y “Los Miserables”, entre otras obras.

Pero son sus escritos personales los que permiten descubrir mucho sobre la vida en Hauteville House e incluso revelan cuáles eran sus gustos gastronómicos y hábitos cotidianos y culinarios. Estas anotaciones, ya amarillentas por el paso del tiempo, dejan ver los menús de la época, el listado de personas prestigiosas que lo visitaban y hasta las listas de compra.

Desde temprano, Victor Hugo devoraba huevos de gallina y muy frecuentemente se regodeaba comiendo pantagruélicos manjares como costillitas de cerdo con salsas, ensaladas de espárragos, tartas flambeadas de atún, ciervos asados e inclusive masticaba la piel de las naranjas. Le gustaba sentarse a la mesa y probar un poco de todo. Tampoco faltaban las sopas y uno de sus preferidos era el “Pollo a la Crapaudine”.[iii] Apreciaba la sopa de langosta, el famoso boeuf bourguignon y el suflé de queso. Amaba comer aves, salvo el pato, ya que lo quería como mascota y prefería verlo pasearse por sus jardines.

El 5 de marzo de 1862 escribió: “Le dejé indicado a Marie Sixty (la cocinera) los arreglos para realizar mi idea de comida para los niños pobres. Todas las semanas, 12 niños pobres cenarán en mi casa. La misma comida que la nuestra”[iv]. La lucha por los derechos de los más desprotegidos era una de sus mayores preocupaciones, así como la miseria extrema y la ignorancia y falta de generosidad de las clases pudientes para con los más necesitados. Su obra Los Miserables es el fiel reflejo de esta inquietud.

Hoy en día, además de leer sus obras y visitar su casa de Place des Vosges en París o la mismísima Hauteville House en Guersney, símbolo de la libertad, Victor Marie Hugo está entre nosotros a través de su descendencia. Perteneciente a la quinta generación, el chef Florian Hugo publicó en 2011 el libro Les Contemplations Gourmandes que refleja el placer de su ancestro por la comida. El chef declara que gracias a los archivos de la Biblioteca Nacional y a las notas inéditas encontradas en Hauteville House, se pudo dar a conocer más sobre la vida cotidiana de este hombre y sus hábitos gastronómicos. Siempre se lo reconoció por sus obras y compromiso político y social. Hoy, conocemos otro aspecto de este multifacético Victor Hugo: su pasión por la vida y los placeres de la mesa.

[i] En la actualidad es el 124 de la Avenida Victor Hugo, en el barrio 16.

[ii] [ii] Su madre vuelve a casarse con Victor Lahorie quien le dice al pequeño Victor Hugo: “En la vida, lo más importante es la libertad. Lucha siempre por ella!”

[iii] Forma de abrir el pollo como una rana: en francés crapaud.

[iv] “Les Contemplations gourmandes”, Florian Hugo. Michel Lafon, 2011.

Por Paula Ruiz