Pequeña antología francesa de literatura y gastronomía

Desde Alexandre Dumas hasta Brillat-Savarin, de Proust a Anatole France, escritores y escritoras francesas de los siglos pasados le rindieron homenaje a la gastronomía con palabras aromáticas, asadas a punto, sabrosas y marcaron la imaginación y el paladar de los hedonistas. Aquí les seleccionamos algunos pasajes de libros famosos o citaciones gastronómicas…

Marcel ProustEn busca del tiempo perdido «A la sombra de las muchachas en flor»
«Algunos días merendábamos en algún ventorrillo de los alrededores de Balbec. Eran establecimientos medio ventas medio granjas, y se llamaban Granja de los Ecorres, de María Teresa, de la Cruz d’Heulan, de Bagatelle, de California y de María Antonieta. Esta última fué la que escogió nuestra cuadrilla. Pero otras veces, en vez de ir a una granja, subíamos hasta lo alto de los acantilados, y allá arriba, sentados en la hierba, deshacíamos nuestro paquete de sandwiches y pasteles. Mis amigas preferían los sandwiches y se extrañaban de que yo no comiera más que un pastel de chocolate, muy historiado de azúcar al modo gótico, o una tarta de albaricoque. Y es que con los bocadillos de queso o de ensalada, manjares nuevos e ignorantes, yo no tenía nada que hablar. Pero los pasteles eran muy sabios, y muy charlatanas las tartas. Había en los primeros ciertos empalagos de crema y en las segundas unas frescuras frutales que sabían muchas cosas de Combray, de Gilberta; no sólo de la Gilberta de Combray, sino de la de París, en cuyas meriendas los comía yo. Me recordaban esos platitos de postre de Las mil y una noches, que tanto distraían a mi tía Leoncia con sus “argumentos” cuando Francisca le llevaba, ora Aladino o La lámpara maravillosa, ora Alí Babá, El durmiente despierto, o Simbad el marino embarcándose en Basora con todos sus tesoros. Mucho me hubiese yo alegrado de volver a ver esos platos; pero mi abuela no sabía adónde habían ido a parar, y suponía además que eran ordinarios, comprados en la misma región.»

Anthelme Brillat-Savarin, La fisiología del gusto “Un postre sin queso es como una bella dama a la que le falte un ojo.”

Charles Baudelaire, Los paraísos artificiales.
«Profundas alegrías del vino, ¿quién no las ha conocido? Cualquiera que haya tenido un remordimiento que sosegar, un recuerdo que evocar, un dolor que ahogar, un castillo en el aire que construir, todos te han invocado, dios misterioso, oculto en las fibras de la viña».

Marcel Proust, A la recherche du temps perdu.
Los espárragos.
“(…) pero mi pasmo era ante los espárragos empapados de azul ultramar y de rosa, y cuyo tallo, mordisqueado de azul y malva, iba rebajándose insensiblemente hasta la base—sucia aún por el suelo de su planta—, con irisaciones de belleza supraterrena. Parecía que aquellos matices celestes delataban a las deliciosas criaturas que se entretuvieron en metamorfosearse en verduras y que, a través del disfraz de su firme carne comestible, transparentaban con sus colores de aurora naciente sus intentos de arco iris y su languidez de noches azules, una esencia preciosa, perceptible para mí aun cuando, durante toda la noche que seguía a una comida donde hubo espárragos, se divertían en sus farsas poéticas y groseras, como fantasía shakespeariana, en trocar mi vaso de noche en copa de perfume.”

Anthelme Brillat-Savarin, La fisiología del gusto.
Las mujeres son gastrónomas.
“La inclinación del bello sexo a la gastronomía tiene algo de instintivo, porque favorece la belleza. Series de observaciones exactas y rigorosas han demostrado, que régimen suculento, delicado y esmerado, rechaza mucho tiempo y mantiene a larga distancia toda señal exterior de vejez.
Tal régimen pone los ojos brillantísimos, fresquísimo el cutis y da mayor consistencia a los músculos; y como en fisiología es un hecho cierto, que la depresión de los músculos produce arrugas, enemigos terribles de la belleza, también puede decirse con la misma seguridad, que con circunstancias iguales, cuantos saben comer, son comparativamente diez años más jóvenes que los que ignoran esta ciencia.
De verdad semejante están muy penetrados pintores y escultores, porque para representar a los que hacen abstinencia por gusto o deber, como avaros y anacoretas, les ponen palidez enfermiza, flaqueza de miseria y arrugas de decrepitud.”

Gustave Flaubert, Diccionario de las ideas recibidas.
Restaurante: “Siempre se tiene que pedir algo que no se coma en casa. Cuando uno se pone molesto, basta con elegir lo que le están sirviendo a los vecinos”