Paul Azema

Rara avis de la gastronomía argentina, Paul Azema ostenta una trayectoria rica en experiencias, siempre guiadas por su pasión por la cocina. Si bien nació en la Argentina, recibió desde su niñez la doble influencia de sus orígenes franceses y créole. Se formó como sociólogo, aunque en cuanto pudo, viajó a Francia para incorporarse al mundo de la gastronomía.

En 1985, regresó a Buenos Aires luego de cinco años en París donde trabajó como pasante junto al chef dos estrellas Michelin Jean Cagna, luego como cocinero del restaurante Mexico Paradis y aprendiz de pastelería. Abrió con su exmujer su primer restaurante, La Tartine, donde deslumbró al público argentino con recetas de su niñez heredadas de su padre, originario de la isla Mauricio.

Su cocina de vanguardia, más gustativa que visual, fue el atractivo que lo llevó a reincidir con la apertura del restaurante La Créole en 1993 y Azema Exotic Bistro en 2005. Cari de La Réunion, tajine marroquí, pâté créole, ravioles de cangrejo, ceviches, tartar de salmón, postres con frutos de la pasión fueron algunos de los platos que, a lo largo de estos años, se combinaron con propuestas clásicas de la cocina francesa: pato, conejo o presas de caza.

Gran lector y viajante, Paul Azema se inspira en recetas que encuentra para armar su propia combinación de sabores. Al principio le resultó casi imposible conseguir en la Argentina las especias que necesitaba y tenía que hacerlas traer del exterior a través de una red de amigos viajeros.

Una mención especial merece su participación en el Morocco, un restaurante que marcaba el pulso de la noche porteña de los años 90.
Para la misma época, y en un registro muy distinto, Paul asumió como chef director de Happening Puerto Madero, una parrilla tradicional y moderna a la vez, donde le dio una nue va impronta a la cocina porteña. Más adelante participó en la apertura en Santiago de la versión chilena de dicho restaurante.

Recientemente acompañó al empresario Fernando Brucco, a quien conoce de larga data, y ocupando el cargo de chef director del restaurante Bruni, en el bajo Belgrano.

En el futuro, a Paul le gusta imaginarse con un restaurante de pocas mesas donde podría establecer una relación directa y cálida con los comensales. Lo llamaría El Atelier de Paul y sería el lugar ideal para preparar sus platos favoritos.